«La mañana me sorprendió con este ensayo musical sobre el techo de mi viejo vecino pintor.
Ahora sus manos tembleques no solo trazan lo que su memoria revive, sino que los musicaliza, llenándose de la vitalidad de esos jóvenes aspirantes a artistas que sueñan con, algún día, tocar sus propias arrugas mientras le ponen letra a su pasado».
(Este fue el recuerdo que me trajo ayer Facebook, algo que escribí el (también sábado) 22 de febrero de 2014. «Desde mi otra ventana»).
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