El café espanta el sueño, pero en mi caso no es así.
El sueño del café se me escapó hace un par de años y hoy lo atrapé en forma de blog; lo que escribo y lo que describo aquí, en textos o en imágenes, lo hago disfrutando cada sorbo de vida, propia y ajena.
El que quiere lo saborea, el que quiere lo comparte; pero lo que les aconsejo a todos es que no se lo tomen muy amargo ni tan dulce.
Los invito a beberse un café, el mío.
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